jueves, 10 de septiembre de 2015

Acto 1

“La ropa de Conejo”


Era un mundo un poco diferente quizás…
Daba esa sensación en el aire que  pasaba por mi cara, lo único que se podría apreciar eran praderas verdes…


Un gran cerezo, con sus hermosas y frágiles flores. Adornando el árbol como pequeñas estrellas con su color rosa pastel”

En el horizonte se podían ver arboles gigantes con todos los tipo de tonos de verdes, lo rayos del son daban la impresión de que eran tu compañía.
Tras minutos de ver el  paisaje, sentí  algo atrás de mí, gire la cabeza lo más rápido que pude y vi que del cerezo se estaba bajando torpemente un conejo de color  blanco como un nuble, cuando se dio vuelta el conejo que camina en dos pies, me di cuenta que era un disfrazas y solo era un joven vestido de conejo con un pequeña corona brillante como una moneda; como un suspiro salieron pequeños hombres vestidos totalmente de blanco hasta su cara con números en ellos en otros palabras y algunos pocos con signos, uno de ellos me llevaron enfrente del rey conejo, él se acercó a mí, me sonrió y me dio un libro; no quería hojear enfrente del él pero me miro como si lo estuviera esperando, así que lo hice tan solo unos segundos y me di cuenta que no estaba nada escrito en el

Solo había una nota al final del libro que decía…

El rey conejo estaba sentado en mariposa enfrente de mí, leyendo un libro a sus hombres de blanco con gran entusiasmo, sus hombres lo miraban con devoción y alegres. Pasaron los días escuchando leer a su rey, cada día era uno nuevo libro con una historia totalmente diferente con cosas tan fascinantes en ella pero lo mejor de esa lecturas era su voz de aquel loco rey, expresaba tan profundo las emociones que tramitan las historias que se te enchinaban la piel, sin darme cuenta era como la primavera en aquel mundo, en la pradera le fueron creciendo flores exóticas y hermosas, habías unas llamadas  llaves  y así como suena en el centro de la flor había una pequeña llave, en la noches siempre nacía una nueva estrella iluminando el cielo nocturno, todo era tan feliz. 

Un día el Rey conejo, dejo de leer de repente, todo sus hombres blancos se llenaron de preocupación

-Ya es hora, dijo el rey conejo con un a voz llena de dulzura con una paleta de cereza.
Se paró y caminaba, así donde yo estaba, me extendió su mano delicada, su color de piel eral igual de blanco como su disfraz de conejo pero era sueva, le agarre la mano y me dio una vuelta por el enorme jardín, mientras me iba contando que todo lo que había estaba con el motivo de hacerme feliz y lo había hecho atreves de sus lecturas, en ese momento corto una flor llave

-Vamos, es hora de que tú regreso… 

>Era raro su voz siempre trasmitía felicidad pero en eso momento no lo sentí así aunque él estaba sonriendo como siempre, pensé<.

Al no entender lo que me decía, solo puede seguir sus indicaciones de que debía hacer un pequeño hoyo  junto el árbol del cerezo y que me iba a encontrar con tres puertas, pero que tenía que abriera la que tuviera el número 96 y tal como fue me lo dijo hice.
Cuando abrí la puerta, repentinamente hubo una gran luz obligándome a cerrar mis ojos, cuando los abrí  los ojos estaba acostada en una cama del hospital, la enfermera se sorprendió al verme despierta; rápidamente me llamo al doctor gritando despertó del coma, en poco tiempo llegaron mis familiares y me contaron que un joven siempre venía a leerme cuentos, no podía recordar quien era el joven el que me decían, hasta que mire por la ventana y vi el gran árbol de cerezo como el que había el aquel mundo del rey conejo; en ese árbol fue cuando conocí a es joven que siempre andaba en silla de ruedas por lo mal de su condición que tiene, como estuve mucho tiempo en el hospital, casi siempre nos veamos diario y nos hicimos muy cercanos.

Hasta que mi enfermedad empeoro y ya no podía salir, el había mejorado un poco, ya podía caminar y todos los días venía a verme siempre soñábamos que saliendo del hospital y nos iríamos de viaje a conocer todo el mundo, pero yo caí en coma por mi enfermedad…
Fue cuando comprendí que aquel mundo que estuve soñando fue el hecho solo para mí, gracias que siempre me estaba leyendo, solo quería darle las gracias, abrazarlo con tanto cariño asta sacarle el alma

Y decirle que me había enamorado de él…
Cuando pregunte por él nadie me quería decir, hasta que me empecé a llorar estaba pensando en lo peor
Y así fue…

Un día antes el murió, cuando el rey conejo dejo de leer, no lo podía creer, estaba totalmente palizada, no quería creer lo que había escuchado, llore hasta quedare dormida y así fue por un mes. No podía creer  que aquel mundo hermoso lleno de tranquilidad y amor, con sus pequeños hombres llenos de entusiasmo, las bellas flores del jardín  eran para mí, mientras  más pensaba mis lágrimas cálidas caen por mi cuerpo frio.
Hasta una mañana me acorde que en el sueño me había regalado un libro, antes de irme del hospital (ya me habían dado de alta) revise entre mis pocas coas que tenía y así fue tenía un libro totalmente en blanco, con una tarjeta que decía

-Lo siento mucho por no cumplir la promesa “Te amo”.

Abrase tan fuerte como pude el libro y comencé a llorar, pero después de unas horas comprendí él porque el libro en blanco.
Pasaron las semanas como un ventisca y me decidí que viajaría por todo el mundo y acabaría de crear el mundo mágico que me había  hecho y escribirlo en el libro.

Fin.



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