“La ropa de Conejo”
Era
un mundo un poco diferente quizás…
Daba
esa sensación en el aire que pasaba por
mi cara, lo único que se podría apreciar eran praderas verdes…
“Un gran cerezo,
con sus hermosas y frágiles flores. Adornando el árbol como pequeñas estrellas con su color rosa pastel”
En el
horizonte se podían ver arboles gigantes con todos los tipo de tonos de verdes,
lo rayos del son daban la impresión de que eran tu compañía.
Tras
minutos de ver el paisaje, sentí algo atrás de mí, gire la cabeza lo más rápido
que pude y vi que del cerezo se estaba bajando torpemente un conejo de color blanco como un nuble, cuando se dio vuelta el
conejo que camina en dos pies, me di cuenta que era un disfrazas y solo era un
joven vestido de conejo con un pequeña corona brillante como una moneda; como
un suspiro salieron pequeños hombres vestidos totalmente de blanco hasta su
cara con números en ellos en otros palabras y algunos pocos con signos, uno de
ellos me llevaron enfrente del rey conejo, él se acercó a mí, me sonrió y me
dio un libro; no quería hojear enfrente del él pero me miro como si lo
estuviera esperando, así que lo hice tan solo unos segundos y me di cuenta que
no estaba nada escrito en el
Solo había una nota al final del
libro que decía…
El
rey conejo estaba sentado en mariposa enfrente de mí, leyendo un libro a sus
hombres de blanco con gran entusiasmo, sus hombres lo miraban con devoción y
alegres. Pasaron los días escuchando leer a su rey, cada día era uno nuevo libro
con una historia totalmente diferente con cosas tan fascinantes en ella pero lo
mejor de esa lecturas era su voz de aquel loco rey, expresaba tan profundo las
emociones que tramitan las historias que se te enchinaban la piel, sin darme
cuenta era como la primavera en aquel mundo, en la pradera le fueron creciendo
flores exóticas y hermosas, habías unas llamadas llaves
y así como suena en el centro de la flor había una pequeña llave, en la
noches siempre nacía una nueva estrella iluminando el cielo nocturno, todo era
tan feliz.
Un
día el Rey conejo, dejo de leer de repente, todo sus hombres blancos se
llenaron de preocupación
-Ya
es hora, dijo el rey conejo con un a voz llena de dulzura con una paleta de
cereza.
Se
paró y caminaba, así donde yo estaba, me extendió su mano delicada, su color de
piel eral igual de blanco como su disfraz de conejo pero era sueva, le agarre
la mano y me dio una vuelta por el enorme jardín, mientras me iba contando que
todo lo que había estaba con el motivo de hacerme feliz y lo había hecho
atreves de sus lecturas, en ese momento corto una flor llave
-Vamos,
es hora de que tú regreso…
>Era
raro su voz siempre trasmitía felicidad pero en eso momento no lo sentí así
aunque él estaba sonriendo como siempre, pensé<.
Al no
entender lo que me decía, solo puede seguir sus indicaciones de que debía hacer
un pequeño hoyo junto el árbol del
cerezo y que me iba a encontrar con tres puertas, pero que tenía que abriera la
que tuviera el número 96 y tal como fue me lo dijo hice.
Cuando
abrí la puerta, repentinamente hubo una gran luz obligándome a cerrar mis ojos,
cuando los abrí los ojos estaba acostada
en una cama del hospital, la enfermera se sorprendió al verme despierta;
rápidamente me llamo al doctor gritando despertó del coma, en poco tiempo
llegaron mis familiares y me contaron que un joven siempre venía a leerme
cuentos, no podía recordar quien era el joven el que me decían, hasta que mire
por la ventana y vi el gran árbol de cerezo como el que había el aquel mundo del
rey conejo; en ese árbol fue cuando conocí a es joven que siempre andaba en
silla de ruedas por lo mal de su condición que tiene, como estuve mucho tiempo
en el hospital, casi siempre nos veamos diario y nos hicimos muy cercanos.
Hasta
que mi enfermedad empeoro y ya no podía salir, el había mejorado un poco, ya
podía caminar y todos los días venía a verme siempre soñábamos que saliendo del
hospital y nos iríamos de viaje a conocer todo el mundo, pero yo caí en coma
por mi enfermedad…
Fue
cuando comprendí que aquel mundo que estuve soñando fue el hecho solo para mí,
gracias que siempre me estaba leyendo, solo quería darle las gracias, abrazarlo
con tanto cariño asta sacarle el alma
Y decirle que me había enamorado de
él…
Cuando pregunte por él nadie me quería
decir, hasta que me empecé a llorar estaba pensando en lo peor
Y así fue…
Un
día antes el murió, cuando el rey conejo dejo de leer, no lo podía creer,
estaba totalmente palizada, no quería creer lo que había escuchado, llore hasta
quedare dormida y así fue por un mes. No podía creer que aquel mundo hermoso lleno de tranquilidad
y amor, con sus pequeños hombres llenos de entusiasmo, las bellas flores del
jardín eran para mí, mientras más pensaba mis lágrimas cálidas caen por mi
cuerpo frio.
Hasta
una mañana me acorde que en el sueño me había regalado un libro, antes de irme
del hospital (ya me habían dado de alta) revise entre mis pocas coas que tenía
y así fue tenía un libro totalmente en blanco, con una tarjeta que decía
-Lo siento mucho por no cumplir la
promesa “Te amo”.
Abrase tan fuerte como pude el libro
y comencé a llorar, pero después de unas horas comprendí él porque el libro en
blanco.
Pasaron las semanas como un ventisca
y me decidí que viajaría por todo el mundo y acabaría de crear el mundo mágico
que me había hecho y escribirlo en el
libro.
Fin.